domingo, 13 de abril de 2008

¿¿Superman??

Generalmente y más cuando somos jóvenes vemos la muerte muy lejos, vivimos al día siempre pensando en el futuro, y en muchas ocasiones no medimos los riesgos, mucho menos nuestro estilo de vida. Fumar, comer mal, desvelarnos, tomar demasiado alcohol, parece como si estuviéramos retado a la vida... a mí no me pasa nada!

Cuando me diagnostican cáncer muchos de mis amigos no lo podían creer, si yo era la sana del grupo, no tomaba, no fumaba, era vegetariana y muy deportista. En ese momento muchos se sintieron totalmente vulnerable ante mi propia enfermedad.

Imagina que los 25 años pierdes todo tu cabello, caminas como una anciana, te duele todo el cuerpo y te la vives entre hospitales y médicos. En ese momento comprendí que no era invencible, que era mortal, y que me daba mucho miedo morir. La vida se te va entre las manos en cualquier momento, seas joven o viejo, sano o enfermo. A los 25 años, recién casada y con muchos sueños, estaba a punto de comerme el mundo a puños cuando me encuentro con el cáncer. Sólo así, mirando la muerte de frente, sabemos que la vida es prestada, que no importa quién seas o lo buena o mala persona que hayas sido. Aprender del cáncer, es sabernos vulnerables y así aprender a amar un poco más la vida después de luchar contra la enfermedad.